Con el pasar de los años, los cambios hormonales, el daño solar, enfermedades crónicas, entre otros, la piel presenta mayor resequedad (xerosis). Es importante evitar aquellos hábitos que tiendan a resecar la piel, y poner en práctica aquellos que mejoren la hidratación.

 Es recomendable realizar baños cortos, con agua no muy caliente, prefiriendo jabones neutros, cremosos o dermolimpiadores, siempre en poca cantidad. Aplique cremas hidratantes al menos 2 veces al día y no olvide la pantalla solar.

 Prefiera productos hidratantes, de protección solar y maquillaje para pieles secas, que se caracterizan por ser cremosos/oleosos, preferiblemente aquellos ricos en ceramidas.

 Alteraciones de la circulación, la sensibilidad y enfermedades crónicas, pueden contribuir a la aparición de lesiones en los pies, difíciles de notar hasta que han progresado. Acostúmbrese a revisar sus pies a diario.

 Igualmente importante es realizar un corte adecuado de las uñas, así como el uso de calzado apropiado, cómodo, preferiblemente anti resbalante, para evitar lesiones en los pies y caídas.

 En personas con movilidad limitada, una complicación común, son las ulceras por presión (ejemplo: las ulceras por decúbito en personas en cama). Es importante, movilizar periódicamente a lo largo del día a estas personas (cambiarlas de posición), como una medida básica, para prevenir la aparición de estas lesiones.

 La presencia de humedad en las áreas de pliegue (axilas, región inframamaria, cuello, abdomen inferior, ingle, interdigital), puede complicarse en forma de dermatitis irritativa o de hongos.

 Asegúrese de secar muy bien los pliegues después del baño y prefiera la ropa fresca y de algodón. Si aun así se mantiene húmedo, puede ayudarse con el uso de polvos secantes o de cremas con óxido de zinc.

 No olvide practicar un autoexamen de su piel 1 vez al mes, conocer su piel y sus características le permitirá notar de manera temprana, cambios o lesiones e iniciar rápidamente el tratamiento más adecuado.