La dermatitis atópica, es una condición de la piel caracterizada por lesiones pruriginosas (pican mucho), que mejoran y reaparecen cada cierto tiempo (recurrentes). Pueden iniciar a muy temprana edad y en ocasiones persistir toda la vida (crónica).

Forma parte de una gran familia con la rinitis alérgica y el asma bronquial, ocurriendo frecuentemente que se presenta acompañada de alguna o todas estas condiciones, o de forma secuencial se va pasando de una a otra.

Su origen es la suma de múltiples factores: genéticos, inmunológicos, ambientales, alteración de la barrera de la piel.

La lesión típica es el eccema, un área roja, seca o húmeda, que puede presentar descamación y pica mucho, por lo que casi siempre tiene signos de rascado. Su localización varía con la edad de la persona y sus características pueden cambiar con factores como la presencia de infección.

Su tratamiento tiene como fin alejar los episodios de crisis, disminuir la posibilidad de infecciones y la extensión de la piel lesionada y en general, mejorar la calidad de vida del afectado y su familia.

Lo amplio de la terapia disponible va desde fundamentales cambios de hábitos alimenticios, ambientales, de aseo y cuidado de la piel, hasta medicamentos de aplicación tópica, vía oral o parenterales dependiendo de la severidad del cuadro.

El acné es una de las condiciones que afecta la piel con mayor frecuencia, convirtiéndose en un problema de mayor importancia en la adolescencia, aunque puede aparecer a otras edades.

El principal factor asociado a su aparición es el hormonal, por ello afecta en gran medida a la población adolescente, cambia durante el embarazo (para bien o para mal), así como puede estar asociado a enfermedades con alteraciones endocrinológicas-hormonales como son el Síndrome de Ovarios Poliquísticos, Diabetes Mellitus, enfermedades tiroideas. Es por ello que mediante el estudio del acné, puede llegarse al diagnóstico de enfermedades más complejas, que comprometen aún más la calidad de vida. Sin embargo otros factores importantes a tener en cuenta son: genéticos, inmunológicos, bacterianos.

La lesión característica del acné es el comedón (conocido también como punto negro, clavo), encontrándose de acuerdo a la severidad y presencia o no de inflamación, acompañado de pápulas, pústulas (lesiones con pus) o quistes.

Las lesiones de acné pueden dejar, al mejorar, cicatrices, que persisten y en algunos casos pueden ser de difícil tratamiento de allí la importancia de tratar y controlar esta condición desde los primeros síntomas.

El tratamiento dependerá del tipo de lesiones, extensión y severidad. Puede ser tópico (cremas/geles) solamente o acompañarse de medicamentos administrados vía oral, pudiéndose complementar con terapias de consultorio muy efectivas.

¿Es usted de las personas que persistentemente tienen las mejillas rojas?

¿Nota que con los cambios de temperatura, el viento, exposición solar o el consumo de alimentos como chocolate, vino o productos muy calientes o condimentados, el color de sus mejillas se hace más intenso ó aparecen lesiones similares a las del acné?

¿Tiende su piel a ser muy sensible (se irrita fácilmente) y le es difícil escoger productos cosméticos, ya que siente que casi nunca le sientan bien?

Si esto es así, entonces puede que usted sea portador de Rosácea.

La piel con Rosácea es característicamente sensible a la luz ultravioleta, la persona parece tener todo el tiempo las mejillas rosadas o abochornadas, observándose sobre esta coloración, múltiples vasitos sanguíneos.

La persistencia de estas características predispone a un engrosamiento progresivo de la piel, produciendo deformidades conocidas como fimas.

Algunas personas pueden presentar una forma ocular, acompañada o no de cambios en la piel.

La piel con rosácea, requerirá siempre, para su cuidado diario de fotoprotección y el uso de productos suaves o amables con la piel, así como la implementación de algunos cambios de hábitos. Dependiendo de las características de las lesiones se encuentran disponibles tratamientos tópicos, tomados y terapias de consultorio.

Las verrugas (popularmente conocidas como mezquinos, cadillos, etc.) son lesiones producidas por virus, contagiosas, muy frecuentes en la población, sobre todo infantil y en los sexualmente activos.

Su agente causal es el popular Virus de Papiloma Humano (VPH), conocido entre otras cosas por estar asociado a carcinoma de cuello uterino, pene, ano entre otros.

En la forma que afecta piel, generalmente no se observa esta evolución y lo habitual es que, luego de un ciclo que puede durar meses o incluso años, la lesión desaparecerá naturalmente, su comportamiento, extensión, y respuesta al tratamiento pueden estar asociados al estado inmunológico de la persona. Sin embargo la forma que afecta genitales (que suele relacionarse a contacto sexual y cuyo contagio puede ser prevenido con el uso de condones), puede pasar desapercibida, sobre todo en el sexo femenino, pudiendo evolucionar a displasias y carcinomas, de allí la importancia de su diagnóstico y tratamiento temprano, así como de la administración oportuna de la vacuna contra VPH, cuando esté indicada.

De esta forma aunque podrían considerarse lesiones autolimitadas, se sugiere realizar tratamiento para evitar el “autocontagio”, la multiplicación del número de lesiones, así como disminuir la probabilidad de lesiones cancerosas.

Para su tratamiento se emplean productos tópicos de aplicación en casa o consultorio, así como métodos de destrucción física de uso exclusivo por el médico. Su médico sugerirá una opción dependiendo de las características del paciente y sus lesiones, localización, extensión. Pueden requerir varios ciclos de terapia.

Los moluscos se presentan como lesiones papulares, característicamente con un pequeño hoyuelo en el centro, parecido a un ombligo, color piel a perlado, usualmente no dolorosas, algunas veces acompañados de picazón. Solitarias o más comúnmente en grupo numeroso de lesiones. Su origen es infeccioso, un virus. Son contagiosas.

Es muy frecuente encontrarlos en la edad pediátrica, principalmente en niños con alteración de la barrera cutánea, como los portadores de dermatitis atópica.

En adultos (sobre todo si su localización es genital), tiende a ser adquirida por contacto sexual.

Aunque su presencia podría ser considerada autolimitada, siempre existe el riesgo de multiplicación y extensión de las lesiones, por lo que se sugiere tratarlas.

El tratamiento puede ser realizado de forma ambulatoria en casa o a través de técnicas de eliminación en consultorio.

Nuestra piel, el ambiente que nos rodea, el suelo, los animales son hábitat de múltiples microorganismos, incluyendo por supuesto los hongos.

Bajo determinadas condiciones, estos hongos, pueden convertirse en agentes patógenos capaces de originar entidades frecuentes conocidas como micosis, que pueden afectar o comprometer pelo y cuero cabelludo, uñas manos, pies, mucosas y piel, predominando en áreas húmedas y pliegues.

El uso continuo de calzado cerrado, la humedad, el uso de prendas ajustadas, y tejidos no transpirable. El trauma a repetición de uñas, los trabajos que mantienen la piel húmeda (como los oficios del hogar) y el contacto con animales, entre otros factores, favorecen la aparición de micosis.

Las lesiones son variables, dependiendo de agente causal, tratamientos previos y localización. Igualmente variadas son las terapias que pueden ser tópicas, vía oral o combinadas, a corto o largo plazo (días a meses).

Ante la duda lo conveniente es evaluar la lesión y tomar muestras de la misma para identificar al agente causante y dar el tratamiento adecuado.

Un dato interesante para recordar: No toda uña alterada, manchada o deforme es producida por un hongo.

Al escuchar la palabra cáncer, tienden a encenderse todas las alarmas… y lamentablemente, la piel no escapa de esta condición.

Aunque suene repetitivo, digámoslo una vez más, la acción más importante en la lucha contra el cáncer, es la prevención.

De esta forma el primer paso a cumplir, es conocer su piel, sus características y las lesiones que se asientan en ella. Así, es más probable, que usted perciba de manera temprana cualquier cambio que le sugiera la presencia de una lesión cancerosa.

Quizás ahora usted se pregunte: ¿cuándo puedo calificar a una lesión como sospechosa? Ante cualquier lesión asimétrica, irregular, de múltiples colores, de tamaño mayor al borrador de un lápiz, o que se esté modificando (cambiando sus características o sumando síntomas como el sangrado, picazón o dolor), no dude en consultar rápidamente a su médico de confianza. Sospeche también de cualquier lesión que sea marcadamente diferente a las del resto de su cuerpo.

Existen múltiples tipo de cáncer de piel, algunos más agresivos que otros (como ejemplo clásico el melanoma), y la conducta o terapéutica indicada dependerá del tipo, la localización, extensión, diseminación y características propias del paciente. Lo que ocurre casi invariablemente, es que mientras más temprano el diagnóstico y tratamiento, generalmente el pronóstico tiende a mejorar.

En algunos tipos de cáncer de piel, se ha podido establecer, una relación entre la exposición a la radiación ultravioleta y la aparición u ocurrencia de las lesiones. Por esto la insistencia, acerca del uso diario de pantallas solares adecuadas, asociadas a otras medidas de protección UV como el uso de sombreros de ala ancha, ropa con protección solar UPF (recomendable mayor a 30) , buscar la sombra , y evitar las horas picos de radiación ultravioleta.

Recuerde: conozca su piel, realice su autoexamen mensualmente, emplee pantalla solar y medidas de protección UV a diario, y ante cualquier duda consulte a su médico de confianza.

Cuando se presenta el vitíligo (popularmente melancolía), es causa de gran preocupación para quien es afectado y su entorno familiar. Principalmente, por lo evidente de sus lesiones y la incertidumbre acerca de su evolución.

Característicamente se reconoce por la presencia de manchas blancas (o pérdida del color de la piel y/o pelo), sin síntomas asociados, de localización, extensión y evolución variable.

Su origen es aún discutido, siendo la más aceptada la etiología inmunológica.

Puede aparecer en la infancia, etapa durante la cual su evolución presenta mejor pronóstico, sin embargo podemos observarlo a cualquier edad.

Un punto interesante, es el hecho de que a partir del hallazgo de vitíligo, pueden diagnosticarse otras condiciones asociadas que pueden afectar adicionalmente la calidad de vida, como por ejemplo las enfermedades tiroideas. Es por ello que las personas afectadas por vitíligo deben ser ampliamente estudiadas.

La respuesta al tratamiento es tan variada como las opciones terapéuticas.

La pérdida del pelo, que puede afectar cualquier parte del cuerpo, localizada en una pequeña área, generalizada o universal (perdida de todo el pelo del cuerpo), de poco tiempo de duración o de años, que puede ser parte del ciclo normal del pelo, acompañar periodos de la vida como el embarazo, puerperio y menopausia, tener un componente heredo-familiar o no, ser secundario al uso de medicamentos, ser de causa conocida o desconocida, es llamada alopecia.

Desde el punto de vista práctico indistintamente de su causa, es un motivo de mucha angustia y preocupación, sobre todo si se considera que al igual que ocurre en otras afecciones de la piel, la alopecia puede ser un indicio de la existencia de otra enfermedad oculta.

Las lista de causas que la producen y la variedad de presentaciones es muy amplia, de allí la importancia de evaluar y estudiar a la persona que presente este cuadro, aunque no siempre es sencillo establecer el factor (o factores) que precipitan su aparición.

Puede aparecer a cualquier edad y en algunas ocasiones puede mejorar de manera espontánea.

Las opciones terapéuticas permiten, recibir tratamiento en casa, ya sea mediante la aplicación tópica de preparados o medicamentos vía oral, así como otros de administración en consultorio (usualmente varios ciclos). La elección dependerá de las características particulares de cada persona y de los síntomas o enfermedades asociadas que presente.

Los hemangiomas son formaciones vasculares, que aparecen generalmente en las primeras semanas de vida y en algunos casos desde el nacimiento.

Aunque la mayoría surge de forma solitaria, también pueden presentarse múltiples, crecer rápidamente, abarcar grandes áreas de piel o asociarse a síndromes (es decir estar acompañados de alteraciones en otros órganos diferentes a la piel). Sin embargo lo usual es que desaparezcan de forma natural, sin ameritar la administración de terapias, constituyéndose en algunos casos principalmente en un problema estético.

El problema surge, cuando consideramos, que son propensos a presentar complicaciones como ulceración o infección, afectar dependiendo de su localización y volumen, funciones importantes como la alimentación, visión o respiración o en aquellos casos donde se asocian lesiones de otros sistemas.

Es por ello que todo niño que presente hemangioma(s), debe ser evaluado y seguido en su evolución. Dependiendo de sus características el médico sugerirá y definirá, en conjunto a sus padres y a veces otros especialistas, la necesidad o no de tratamiento.

La evaluación, la explicación a los padres acerca de que esperar y cuál puede ser la evolución de cada caso en particular, les permitirá comprender y tener tranquilidad, en relación a una condición, que por sus características, tiende a producir mucha preocupación.

Una de las dermatosis más frecuentes en recién nacidos y lactantes, capaz de generar mucha angustia y preocupación en el grupo familiar, es la denominada dermatitis del área del pañal o pañalitis.

La molestia producida por la irritación del área, puede asociarse a llanto inconsolable y alteración del sueño o hábitos del niño (y por tanto de su entorno).

La humedad asociada al uso del pañal, la presencia de orina, y enzimas fecales son los principales factores asociados a su aparición. Sin embargo no debe olvidarse el papel potencial que pueden jugar los productos empleados para la limpieza del área y la predisposición, a presentar procesos alérgicos o irritativos, que algunos niños pueden tener hacia componentes del propio pañal.

Entonces, el elemento principal en la prevención y tratamiento de la dermatitis del área del pañal, es la toma de medidas que permitan mantener sana la barrera de la piel, de estas la más importante, es disminuir la humedad de la zona.

En un principio, seleccione el pañal que mantenga a su bebe seco durante más tiempo. Realice cambio frecuente del mismo (apenas lo note húmedo e inmediatamente al presentar una evacuación). De ser necesario aplique una crema de barrera, emplee productos gentiles o suaves para la limpieza de la zona y finalmente, si le parece que la situación escapa de sus manos, no dude en consultar a su médico de confianza.